"Son escritores que quedarán vivos siempre en una biblioteca". Carolina
Frangoulis, de la librería El Griego, no puede ocultar su tristeza. La partida del escritor Ernesto Sábato enlutó a los libreros del microcentro y los lectores acompañaron la mañana con un melancólico repaso de esas páginas que enriquecieron la literatura argentina.
"Es triste quedarse sin estos viejos, sin estos grandes. Pero estaba preparada. Me dolió que se fuera. Un bajón", dijo Frangoulis. Algunos aficionados del renombrado ensayista se acercaron a los locales y respirando hondo se sumergieron en sus obras más conocidas.
"Es un gran literato. Uno de esos que la nueva generación de novelistas jamás podrá suplir. Me gustaba su filosofía, también tuvo textos buenos y malos". Las palabras de Antonio Osorio, un mejicano radicado en Tucumán hace 11 meses, expresan una gran admiración por el escritor bonaerense. Y agrega que en su país natal, Sábato es muy leído.
En la librería El Ateneo, Patricia Sturla le contó a LA GACETA que la muerte del afamado intelectual podría disparar la demanda de sus libros.
"Se convierten en un boom inmediato. Lo mismo sucedió cuando falleció Tomás Eloy Martínez o José Saramago, o cuando le entregaron el Premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa. Las editoriales suelen reeditar los ejemplares más importantes", explicó la asistente.
En la Feria del Libro el ánimo de los vendedores se mezclaba con la nostalgia que sucede al adiós definitivo. "Era un icono argentino. Uno de los pocos que quedaban", sostuvo Mario Kostzer, dueño del local. Entre los títulos más vendidos de Sábato, los libreros manifestaron opiniones coincidentes. "El túnel" y "La resistencia" se compran como pan caliente. Hay ediciones de bolsillo desde $20.
El Griego ofrece toda su obra, según Frangoulis. "Era un hombre inteligente que apostó por la cultura en un mundo materialista. ¿Habrá sido feliz con tantos méritos?", preguntó Magdalena
Navarro -confesa seguidora del multifacético literato- mientras hojeaba un libro en el café de El Ateneo. La docente de ciencias de la educación lo recordó como un "pájaro al que se llevó la vida". Y remató: "al final del túnel lo esperó la luz". LA GACETA ©